Hormigas sobre el reloj:

Sobre La Ciudad de Gonzalo Millán

            En La Persistencia de la Memoria (Dalí, 1931), el pintor ha poblado de hormigas un reloj. Como aquello que se pudre, el tiempo no trae más que la muerte. Gonzalo Millán (1947-2006) en su libro La Ciudad (Maison Culturelle Québec-Amérique Lantine, 1979) hace del tiempo un ejercicio de persistencia, numerando los sucesos de una realidad forzosa en un listado de acciones cuyo punto final recrea una respiración dificultosa – la de quién huye, la de quien sobrevive. Cada verso es una declaración de resistencia en la que el miedo (que bien puede ser entendido como el articulador del libro) opone dos espacios: la aparición ocasional de la Beldad, que todo el tiempo se prepara para ser objeto de adoración, y la recurrencia de la violencia como yuxtaposición que aturde.

            La idea del catálogo como columna vertebral es otro de los aspectos sobresalientes del libro: 68 poemas escritos en oraciones cortas que van formando una lista, son en el fondo el catálogo de una realidad que aplasta, un terror que rodea, una brutalidad que acecha. Tal como en los cadáveres de Perlongher, el ritmo de la vida cotidiana es mordido por la aparición de la violencia y determinado por el miedo a la misma. En suma, es el miedo a vivir y la rabia que fragua entre dientes lo que moviliza los versos en un ritmo particular, a ratos de consigna, a ratos como una letanía.

            Sin siquiera acabar de exponer sus recursos, La Ciudad es un libro que invita tanto a la lectura como al movimiento. Como pocos, es un libro que empuja a la vida, la misma que pende de un hilo en sus líneas. La invitación es imperiosa, sus páginas aguardan.